08:13 AM Madrid.- Y por fin llegó el turno del rock. En la noche del lunes, la Ciudad del Rock, cerca de Madrid, se vio inundada por una marea de tatuajes, melenas, cuero y camisetas negras en cuyas espaldas se repetía el mismo nombre: Metallica. Y los californianos ofrecieron todo un atronador espectáculo de decibelios, coronando un Rock in Rio que por fin hacía honor a su nombre.
No importó que fuera lunes, ni que horas antes el cielo hubiera descargado una buena ración de lluvia. Los incondicionales fans de Metallica acudieron en masa al único concierto que ofrecía en España la banda liderada por James Hetfield, y los cuatro jinetes del metal no sólo no defraudaron, sino que respondieron con el espectáculo más largo de esta edición de Rock in Rio.
Con algo menos de público de lo esperado, las cinco jornadas del festival congregaron a un total de 250.000 personas en la enorme explanada de ocio, comercio y música a las afueras de Madrid. Y aunque no faltaron las críticas de quienes lo consideran un "circo" - hay desde una noria hasta una tirolina- o lo tildan de "pachanga en Arganda", lo cierto es que las actuaciones de Shakira, Calle 13 y Rihanna fueron las más vistas, y las imágenes de la nueva y rompedora Miley Cyrus no pararon de acaparar titulares, destacó DPA.
Pero el lunes, Bon Jovi aparte, llegaba por fin el turno del rock más duro. Los encargados de calentar motores fueron, cuando aún lucía el sol, los veteranos Barón Rojo, que subidos sobre el escenario Sunset hicieron un repaso a clásicos como "Neon Knights" y "Cuerdas de Acero". Y como broche de oro, los barones cerraron su actuación tocando codo con codo con la banda Hail! una versión del "Paranoid" de Black Sabath, en un homenaje al recién fallecido (Ronnie James) Dio.
Después, mientras el rock progresivo de los veteranos británicos Marillion deleitaba a las generaciones con canas, el público más joven se agolpaba ya frente al escenario Mundo para corear el regreso de los madrileños Sôber, que tras cinco años de ausencia y trabajos en solitario regresaron para presentar su recopilatorio "De aquí a la eternidad", con nuevas versiones de sus clásicos y dos temas inéditos.
Luego llegó el turno de los metaleros con más solera, los británicos Motörhead, que cumplen ya 35 años haciendo temblar los escenarios. "íSomos Motörhead y venimos a tocar rock and roll", chilló el legendario Lemmy Kilmister antes de arrancar con un furioso "Iron Fest". A sus 64 años, Kilmister dio toda una lección de lo que significa ser un auténtico rockero -"íquiero ver si sois capaces de hacer verdadero ruido!", rugió-, repasando temas nuevos y clásicos como "Rock out", "The Thousand Names of God" o "Craddle to the grave".
"íEsto es brutal, yo me vuelvo loco!", exclamaba Alfonso, entregadísimo ante el solo de varios minutos del batería Mikkey Dee. Auténticos trallazos de rock como "Metropolis", "Killed by the death" y el mítico "Ace of Spades" siguieron devorando tímpanos hasta dar paso a la guinda de la noche.
Y por fin, Metallica. "íHemos nacido y crecido con ellos!", había exclamado Carlos Escobedo, el vocalista de Sôber, antes de dedicarles su tema "Arrepentido". Y es que desde comienzo de los 80 los californianos llevan ganándose a generaciones a base de hard rock y trash metal y un potente directo en el que el carismático Hetfield puso al público a sus pies desde el primer segundo.
"Madrid, depende de ti, queremos ruido", chilló Hetfield dando paso a "Creeping death", del álbum "Ride the Lightning". Junto con Kirk Hammett, Lars Ulrich y Robert Trujillo, Hetfield alternó temas de los ochenta y los noventa con nuevas canciones de su último trabajo, "Death Magnetic", y no olvidó hacer un guiño al vocalista de Motörhead dedicándole "algo extraordinariamente heavy": "Sad but true" de su "Black Album" y dándole las gracias por ser su "fuente de inspiración".
A los más nostálgicos no les faltaron éxitos como "Disposable heroes", "One", "Master of Puppets", "Nothing else Matters" o "Enter Sandman", flanqueados por un apoteósico espectáculo pirotécnico de llamaradas y fuegos artificiales. Y ante un público que no paraba de botar, cantar y aplaudir y no les dejaba moverse del escenario, Hetfiled se despidió con dos atronadores "Phantom Lord" y "Seek and Destroy".
Pero su legión de acólitos quería más y no se movía: los jinetes del metal tuvieron que salir al escenario una tercera vez entre aplausos y gritos. "Gracias, Madrid, nos hacéis sentir bien", gritó un Hetfield pletórico. Brazos en alto con los cuernos del heavy y un potente rugido dieron paso al adiós definitivo de Metallica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario